¡Atención amantes del hardware y la geopolítica tecnológica! Dos gigantes de la industria de semiconductores en China, Hygon y Sugon, acaban de unir fuerzas en una jugada que busca posicionarlos frente a titanes como Intel, AMD y Nvidia. Esta fusión marca un nuevo capítulo en la carrera por el dominio del procesamiento de alto rendimiento… pero, ¿realmente están listos para competir al nivel de los grandes?
¿Qué significa esta fusión para el mundo geek?
Aunque para muchos Hygon puede sonar a una marca lejana, en realidad tiene raíces profundas: en 2016 firmaron un acuerdo con AMD que les permitió acceder a la arquitectura Zen 1 y al diseño x86-64. De ahí nació Dhyana, una línea de CPUs que ha tenido algo de tracción en China —incluso con soporte de desarrolladores del kernel de Linux y compañías como Tencent.
Por su parte, Sugon también ha usado procesadores Dhyana, y llegó a meter una de sus supercomputadoras en el puesto 38 del ranking TOP500. Nada mal, ¿no?
La gran promesa de esta nueva fusión es una tecnología que suena poderosa: SMT4 (Simultaneous Multithreading con cuatro hilos por núcleo). Por ahora, solo IBM ha jugado en esa liga con su arquitectura POWER7, y eso fue en 2010. Si Hygon logra implementarlo con éxito, podría colocarse en una nueva categoría de rendimiento.
¿Y qué tan real es esta amenaza para Intel, AMD y Nvidia?
Aunque sobre el papel esta unión suena a movimiento fuerte, la realidad tiene sus matices. Tanto Hygon como Sugon están en la Entity List del gobierno de EE. UU., lo que significa que tienen restricciones para acceder a tecnología estadounidense debido a preocupaciones de seguridad nacional.
Esto pone en duda cuánto pueden innovar de forma independiente sin violar propiedad intelectual estadounidense. Además, si bien Dhyana ha tenido cierto uso en China, aún no se ha demostrado que esté a la altura de pesos pesados como AMD Threadripper o Intel Xeon, ni mucho menos de los GPUs avanzados de Nvidia.
Conclusión: ¿rumbo a una nueva era de chips made in China?
La fusión entre Hygon y Sugon es sin duda una jugada estratégica y ambiciosa. Representa un paso más en la búsqueda de China por independizarse tecnológicamente del hardware occidental. Sin embargo, para que realmente le hagan sombra a Intel o AMD, necesitarán algo más que ganas: potencia real, innovación y libertad tecnológica.
Por ahora, toca observar de cerca este nuevo jugador… porque si algo nos enseñó la historia del silicio es que el próximo gran salto puede venir de donde menos lo esperas.